Educación para la Paz

Hay herramientas capaces de filtrarse por los poros de la cotidianidad. Herramientas que nos ayudan, en el día a día, a bregar contra lo establecido. Herramientas que nos convierten en arena para los engranajes del poder. Herramientas que nos equipan para una lucha en el ahora. Herramientas que no difieren su uso a un mañana cargado de promesas.

Y si en nuestro quehacer queremos destruir los tanques, del mismo modo queremos construir, sobre las ruinas, una nueva cultura, una cultura de paz. Lo cual resulta impensable sin trabajar sobre el conflicto. El conflicto ha de ser resignificado. Tomado en su radical importancia como constitutivo de nuestra vida. Algo ineludible sobre lo que podemos crecer.

La Educación para la Paz nos llena la mochila de elementos con los que desenvolvernos en nuestra vida diaria de una manera diferente. Una manera que apunta hacia las regulaciones, y en algunos casos resoluciones, de los conflictos en los que nos vemos inmersas. Un espejo con el que reflejar ese nuevo mundo en el que creemos.