Una ciudad compleja en la que nada permanece configurada en la etapa expansiva de la economía española, un difuminado núcleo urbano que ha crecido como una metástasis cancerígena por territorios cada vez más extensos y alejados de su centro histórico, una interminable sucesión de complejos comerciales, autopistas, rotondas, urbanizaciones de adosados, torres de pisos, gasolineras y parques temáticos, un ángel exterminador infinito, sin salida, sin alternativa, que genera una sensación de encierro (...)